NO puedo alejarme de ti un minuto. Porque lloras por las noches, y me pides que te abrace durante el día. Porque apenas empiezas a andar y quieres que te tome de la mano. Porque no sabes aún palabras y me llamas con ese par de sílabas que salen de tu boca... porque me miras con esos ojos que le hacen preguntas a mi mundo.
Apenas hace 10 meses que vi por primera vez tu cara. Aunque hacía más de 30 semanas que te conocía. Hoy veo tu carita, tus primeros pasos, tus balbuceos, no me la creo que estés aquí, cuando antes no estabas. Cuando eras simplemente ese destello en los ojos de tu padre, cuando entre planes y mudanzas apareciste en nuestra historia para cambiarla para siempre.
Eres el octavo pasajero de esta nave, que si bien muchas veces no sabemos como manejar, o que hacer con los controles de ella, nos esforzamos en mantener el rumbo y la dirección correcta. Cada uno de nosotros estamos acompañándote y compartiendo contigo el hermoso proceso de aprender a volar. A agitar tus alas y elevarte, mucho más alto de lo que podamos imaginarnos.
Relájate y disfruta de este tramo del viaje, que la vida te ha puesto como acompañantes esta familia tan peculiar, con todas sus debilidades y fortalezas. Mantente atenta a los detalles, cada cosa suma, nosotros también estamos aquí para aprender.
Hoy se más de ti que el primer día. Se que te gustan las canciones, que no te gusta estar sola, que disfrutas jugar con tus hermanos, que detestas el agua fría y que te encanta el olor y sabor de las mandarinas...
Espero seguir aprendiendo cada día acerca de nosotros, a contemplar juntos el paisaje que este viaje nos depara, a reparar los daños, a revisar la ruta, a descubrir algunos atajos desconocidos. Gracias por este feliz inicio, que si bien ha sido accidentado, nomádico y sorprendente, ha sido increíblemente hermoso. bienvenida a este nuestro transbordador hacia ese destino que añoramos algún día alcanzar juntos. Bienvenida Rebeca.
Apenas hace 10 meses que vi por primera vez tu cara. Aunque hacía más de 30 semanas que te conocía. Hoy veo tu carita, tus primeros pasos, tus balbuceos, no me la creo que estés aquí, cuando antes no estabas. Cuando eras simplemente ese destello en los ojos de tu padre, cuando entre planes y mudanzas apareciste en nuestra historia para cambiarla para siempre.
Eres el octavo pasajero de esta nave, que si bien muchas veces no sabemos como manejar, o que hacer con los controles de ella, nos esforzamos en mantener el rumbo y la dirección correcta. Cada uno de nosotros estamos acompañándote y compartiendo contigo el hermoso proceso de aprender a volar. A agitar tus alas y elevarte, mucho más alto de lo que podamos imaginarnos.
Relájate y disfruta de este tramo del viaje, que la vida te ha puesto como acompañantes esta familia tan peculiar, con todas sus debilidades y fortalezas. Mantente atenta a los detalles, cada cosa suma, nosotros también estamos aquí para aprender.
Hoy se más de ti que el primer día. Se que te gustan las canciones, que no te gusta estar sola, que disfrutas jugar con tus hermanos, que detestas el agua fría y que te encanta el olor y sabor de las mandarinas...
Espero seguir aprendiendo cada día acerca de nosotros, a contemplar juntos el paisaje que este viaje nos depara, a reparar los daños, a revisar la ruta, a descubrir algunos atajos desconocidos. Gracias por este feliz inicio, que si bien ha sido accidentado, nomádico y sorprendente, ha sido increíblemente hermoso. bienvenida a este nuestro transbordador hacia ese destino que añoramos algún día alcanzar juntos. Bienvenida Rebeca.
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