La fe es un regalo precioso.
"El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas." (Mt. 13:31-32)
El bautismo, puerta de la vida espiritual y la gracia, me libera y me renueva, como hija de Dios, miembro de Cristo y de la Iglesia y partícipe de su misión: vivir en la Verdad y el Amor y compartirlas al mundo entero
Una semilla sembrada por el agua y por la tierra se transforma y emerge como criatura nueva. Es preciso que la semilla se rompa para dejar surgir el germen hacia algo más grande y complejo, En el bautismo recibo la simiente de la Fe; iluminada por la luz de Cristo en la comunidad, (papás, padrinos, amigos y familiares, sociedad) me guían para llegar a ser un gran árbol que dé mucho fruto. Recibo la luz de Cristo, que me alimentará día con día para crecer como hija de la Luz. Nacer por el agua y la palabra, sumergida como la semilla que puesta en tierra recibe el don maravilloso de germinar, crecer y multiplicarse.
Gracias por acompañarme en ese gran momento. Juntos cuidaremos que esta semilla crezca y de mucho fruto.
Este texto lo escribí para mi ahijada, (futura) el sábado es su bautismo, y quiero regalarle algo especial a los invitados que nos acompañen en esta hermosa ocasión. Elegí una maceta pequeña, con un sobre de semillas y una tarjeta donde venga este texto, una alegoría del don de la Fe que se recibe en el bautismo, representada por unas cuantas semillas y un poco de tierra. me hizo pensar lo mucho que se necesita para hacer crecer la vida espiritual.
Ahora que tengo jardín y hemos hecho experimentos familiares de huerto y árboles frutales, me he dado cuenta que parece fácil, pero cultivar algo requiere de mucha paciencia, dedicación y cuidados, conocimientos, tiempo, tantas y tantas cosas que hoy en día son tan escasas... Al igual que la Vida Espiritual, el trabajo con la tierra es para los valientes.
Unos minutos de oración, una visita al Santísimo, , encomendar el trabajo y la jornada, agradecer el pan de la mesa; un examen de conciencia al final del día; son cosas que casi nadie se da el lujo de tener. No hay tiempo, no hay lugar, no hay silencio, no hay paz. La vida apremia, y "Diosito sabe que lo quiero", nos decimos mientras nos saltamos la misa del domingo.
La semilla que el día del bautismo se plantó un día, está ahí, como una plantita a punto de marchitarse, buscando beber de alguna fuente que le proporcione aunque sea un poquito de alimento y luz para mantenerse viva. No en vano los "centros de fe y esperanza" o las teorías zen, budistas, orientales o que sé yo han tenido tanto éxito.
Reza el Salmo 42 (2-4):
"Mi alma tiene sed de ti, Dios de la vida;
¿Cuando vendré a presentarme ante ti, mi Dios?
Mis lágrimas son mi pan, de día y de noche,
pues a todas horas me preguntan:
¿Dónde está tu Dios?"
Buscamos a Dios en los sitios equivocados, quizá ya no lo buscamos más. Esperamos en momento crítico para acudir con los ojos llenos de lágrimas a pedir un milagro, a suplicar o a exigir que obre con su brazo TODOPODEROSO y arregle todo lo que hemos hecho mal. Y luego nos enojamos y le recriminamos que permita esto o aquello. No le conocemos. No lo amamos. No lo descubrimos en los pequeños milagros que nos hablan de su presencia día con día; en la luz y el canto de las aves por la mañana, en la sonrisa de nuestros hijos, en la lluvia que alimenta los campos y jardines.
De vez en cuando, es necesario ir a beber a la fuente de Agua Viva para volver a sentirnos frescos, radiantes, abrir los ojos y percibir la luz, y florecer... Solamente así podremos ver algún día, los frutos la pequeña semilla que un día recibimos trasformada en vida.
Cuando asisto algún sacramento, sobre todo alguno de iniciación cristiana -como el bautismo- renuevo y recuerdo lo que un día me fue dado y lo que me falta por trabajar. Espero ser un buen apoyo para mi futura ahijada Aitana y mis otros ahijados, Marcelo, Francisco y Elish, que tengo muy muy presentes siempre en mis oraciones.
Felicito también a mi ahijado, el primero de todos en mi corazón; Marcelo por recibir por vez primera la fuente de Agua Viva; Cristo en la Comunión; sabes que estuve contigo en la oración y el deseo. Dios te bendiga hoy y siempre. Abre siempre tu corazón a su gracia. Te quiero.
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