Mamá, te conviertes en mamá. Y no dejas de ser mujer, esposa, hija, profesionista... aunque pereciera en algunos momentos lo contrario.
desde el momento en que la prueba de embarazo te regala ese positivo, las cosas empiezan a cambiar. Las preguntas vienen al la mente. ¿Debo abandonar mi trabajo/estudios vida en general por este motivo? y si lo hago ¿tengo que sentirme culpable por ello?
¿Donde están tus sueños? ¿tus deseos? ¿tus más grandes anhelos? que importa si se re orientan con el paso de los años. Que importa si descubres que lo que soñabas de pequeña no es lo que te has convertido. Cuando la vida se estremece con la llegada de un nuevo ser al mundo, que depende por entero de ti, primero dentro y luego fuera del cuerpo y las prioridades naturalmente se reorganizan.
Nunca pensaste que podía amar tanto, enamorarte a primera vista y no poder dejar de pensar ni un momento en su bienestar. Así es la maternidad. No hay "permiso de incapacidad por maternidad" que sea suficiente para satisfacer las necesidades del bebé por estar con su madre, pero también de la madre por estar con su hijo. Luego viene todo lo demás. Sesión de opinólogos diciéndote esto o aquello:, que si "debes dejar el trabajo", que si "las guarderías son traumáticas para los niños", que "quedarse en casa y dejar tu carrera profesional es la peor decisión de tu vida"...
Entonces viene la pregunta; más allá de lo que los demás quieren para ti, debes preguntarte:
¿Dónde está mi corazón? ¿Dónde me siento más feliz y realizada? ¿Donde siento paz en mi misma y no angustia o desesperación? Entonces ahí está la respuesta. Quien decide salir todos los días temprano y dejar a su hijo en la guardería, continuar con su vida laboral y desarrollo profesional a la par de la maternidad es loable, como lo es también dedicarse de tiempo completo al hogar y la familia. Para ambas cosas se necesita de mucha entereza, valentía y coraje.
Tomada la decisión, alégrate, porque estas haciendo lo correcto. No hay una fórmula mágica para saber quien está lo está haciendo bien. Lo que es verdad es que el nuevo integrante de la familia necesita una mamá tranquila, feliz, que asume sus decisiones con responsabilidad. eso es madurez. Tomar decisiones y asumir las consecuencias; abrazar la condición propia sin dejar de soñar, de ser uno mismo, "porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón" (Mt 6:21)
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