La dilatación del tiempo es el fenómeno predicho por la teoría de la relatividad, por el cual un observador observa que el reloj de otro (un reloj físicamente idéntico al suyo) está marcando el tiempo a un ritmo menor que el que mide su reloj. Esto se suele interpretar normalmente como que el tiempo se ha ralentizado para el otro reloj, pero eso es cierto solamente en el contexto del sistema de referencia del observador. Localmente, el tiempo siempre está pasando al mismo ritmo. El fenómeno de la dilatación del tiempo se aplica a cualquier proceso que manifieste cambios a través del tiempo.
1.- Los lunes antes de que sea día de pago. ( ya de por sí los lunes son días difíciles, pero a final de quincena o mes, la gente se pone ¡loca! lo lejos que está el próximo fin de semana, la agonía de los centavos en el bolsillo, hacen estos días laaargos y trotuosos
2.- Los días que estás enfermo. Sobre todo si tienes una infección viral, una de esas que "se van solas" en un paaaaaar de días, o una semaaaaaana. Y ahí vas, moqueando a todos lados, deseando que el tiempo vuele para mejorar, pero no, el mugroso bicho parce que se enquista, y hasta recaes... y no hay antibiótico sobre la faz de la tierra que te aliviane. Atrévete a tomar un antistamínico y lo único que lograrás es sentirte apentontado... con unas ganas de tirarte a la cama y no levantarte.. pero cuando lo haces lo único que logras es revolcarte de un lado a otro... esos, también son días muuuuuuuuy largos.
3.- Para las mujeres que están embarazadas o lo han estado: los últimos días antes del parto! Sucede que ya ni parada, ni sentada, ni acostada, ni de ninguna forma te acomodas. Te da mucha hambre, pero comes dos galletas y ya sientes como que vas a vomitar, cualquier cosa te provoca unas agruras tremendas, la ropa de maternidad ¡Te aprieta! No puedes ir a un restaurante y sentarte cómodamente en una mesa de gabinete porque simplemente es imposible. Caminas como pato, te ves como un oso y lo único que deseas es dormir, pero ¿cuál posición es la que te ayuda a ello? Misión imposible. Anda uno de un genio de la tostada y todo mundo a tu alrededor opina: "Todavía te falta mucho, no ta ha bajado la panza", "Que bárbara, que haces fuera de tu casa si estás por parir", "tienes que caminar para mejorar tu circulación", "anda a gatas para que el bebé se acomode", ¡pffff! eso, y las señoras que te cuentan las tragedias que vivieron, conocen o les platicaron acerca del nacimiento de los bebés.... largos. Mucho muy largos.
4.- Los días en que estas lejos de alguien que amas... las vacaciones del novio, el viaje de negocios del marido, el campamento escolar de los hijos... Paradógicamente uno está deseando toda la vida tiempo para si mismo. Queremos descansar, que nos dejen de estar molestando. Pero en cuanto sale el avión, o se aborda el camión que los llevará a su destino, estamos pensando tooooooodo el tiempo en ellos. Largos son los minutos y los días lejos de los que amamos.
5.- La última semana de clases (para los hijos) y la última semana de ¿vacaciones? (para los papás) ¡por Dios! las agonías de Caifás fueron más livianas y llevaderas. Los maestros ya no quieren trabajar, porque de hecho ya han terminado y entregado calificaciones, algunos hasta llevan televisiones al salón de clases para ver películas- si. películas, no documentales educativos ni nada de eso- y cuando hay temporada de olimpiadas o fútbol hasta bubuselas y palomitas de maíz son parte del mobiliario escolar. Los alumnos solo piensan en lo bien que se la pasarán en unos días, y se esmeran en comportarse mal casi como para que los suspendan y los manden de "vacaciones anticipadas". Mientras, los papás en casa aprovechamos el tiempo como oro esa última semana de "clases" ah, porque eso si, empiezan a cambiar los horarios, ya no entran de 8 a 2, como siempre sino que no se por que extrañas indicaciones, la última semana "los de primero y segundo salen a las 12" "el martes no hay clases para terceros" "el miércoles quinto y sexto entran a las 10" " a partir del lunes la salida de jardín de niños será 11:30" entre otras ocurrencias que solo hacen de la última semana de clases una lenta y prolongada agonía.
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