Porque sabía demasiado...
Cuarenta semanas son muchos días. Ojalá pudieramos simplemente tomar barro y formar una figurrilla y darle ese soplo que sólo Dios posee.
Pero no. El ser partícipes de un milagro no nos hace poderosos. Nos hace ser testigos de la grandeza de quien es Dueño y Señor de la vida. Creímos que lo sabíamos todo. Que lo dominabamos todo, que lo poseíamos todo. Tras morder la manzana creímos que seríamos como dioses. Los tiempos en que vivimos no son diferentes a los previos a la expulsión del paraíso.
Y pensamos que tenemos la ciencia, que nos asiste la razón, que tenemos el poder de decidir en que momento la vida comienza o termina. -¿Cúando piensan embarazarse?- preguntan los curiosos apenas se casa una pareja. -por ahora no, queremos esperarnos para disfrutarnos como pareja, nos vamos a cuidar un año.- Contestan los enamorados mirándose un al otro como en señal de que están totalmente de acuerdo con la decisión. ¿por qué sólo un año? ¿Por qué no dos? ¿Por qué no terminas tu maestría y viajamos la extranjero, compramos la casa y el coche y....?
Tenemos todo planeado, bajo control.
-eso creemos-. Y pasa el el tiempo, y llega el momento preciso y ya todo está preparado para la llegada del bebé.... y este no llega. ¿qué pasa? esque estamos algo tensos y prresionados, hay que relajarnos y seguir el tratamiento de fertilidad, ir a la yoga, comer alimentos orgánicos y ganarle al reloj biológico, mientras tanto, ya congelamos unos óvulos y...
Conocimos la ciencia del bien y del mal. En efecto. Entendemos el proceso de la vida. Logramos postergarla. provocarla, congelarla, transaldarla de un útero a otro... pero no comprendemos por qué no podemos poseerla. El momento en que la chispa de vida entra en un par de células, y el momento en que la vida decide abandonarlas es un misterio. Tan grande y tan maravilloso que sólo un poder superior podría llevarlo a cabo.
Ojalá pudiéramos ahorrarnos el dolor físico, el cansancio, la náusea... más ese fue el precio que pagamos por la ciencia: "parirás a tus hijos con dolor..." fue la sentencia para Eva, pero seguimos buscando ser como dioses. Dueños y señores de la vida. de la creación, de la procreación, como en el paraíso perdido.
¿Es la vida humana un valle de lágrimas donde el hombre y la mujer estan condenados a vivir la expulsión del paraíso? depende. ¿seguimos en el empeño de ser quienes no somos? ¿somos las creaturas rebeldes que se empeñan en buscar ser su propio Dios? prefiero pensar que estamos en el camino de regreso a casa. A donde pertenecemos. La vida humana comienza en ese extraño momento desconocido, y si todo marcha bien, permanece durante cuerenta semanas (aproximadamente) en el vientre la de madre y tras el alumbramiento, se dice que ha nacido a la vida un hombre o una mujer. Su tránsito sobre esta tierra, la cantidad de minutos que vivirá, los latidos de su corazón, el aire que entrará a sus pulmones... ¿quén lo sabe? es también un misterio.
El tiempo entonces se convierte en algo relativo. ¿si tuvieras sólo 8 semanas de vida, es mucho o poco tiempo? Una mariposa, de ser huevecillo a ser mariposa -pasando por oruga, crisálida, capullo- no vive más tiempo que ése, sin embargo completa su ciclo de vida. A veces envidio a las mariposas, no por su breve vida, sino por las preguntas que dejan de hacerse. Por la sencillez con la que viven el milagro de vivir sin preocuparse de tener todo bajo control.
Quisiera recuperar la inocencia perdida y dejar que todo suceda en su curso natural. Confiando en que todo tiene un por qué, y un para qué aunque yo no lo conozca. Solo cuento con la fe, y la esperanza, de que vamos caminando de regreso.
Cuarenta semanas son muchos días. Ojalá pudieramos simplemente tomar barro y formar una figurrilla y darle ese soplo que sólo Dios posee.
Pero no. El ser partícipes de un milagro no nos hace poderosos. Nos hace ser testigos de la grandeza de quien es Dueño y Señor de la vida. Creímos que lo sabíamos todo. Que lo dominabamos todo, que lo poseíamos todo. Tras morder la manzana creímos que seríamos como dioses. Los tiempos en que vivimos no son diferentes a los previos a la expulsión del paraíso.
Y pensamos que tenemos la ciencia, que nos asiste la razón, que tenemos el poder de decidir en que momento la vida comienza o termina. -¿Cúando piensan embarazarse?- preguntan los curiosos apenas se casa una pareja. -por ahora no, queremos esperarnos para disfrutarnos como pareja, nos vamos a cuidar un año.- Contestan los enamorados mirándose un al otro como en señal de que están totalmente de acuerdo con la decisión. ¿por qué sólo un año? ¿Por qué no dos? ¿Por qué no terminas tu maestría y viajamos la extranjero, compramos la casa y el coche y....?
Tenemos todo planeado, bajo control.
-eso creemos-. Y pasa el el tiempo, y llega el momento preciso y ya todo está preparado para la llegada del bebé.... y este no llega. ¿qué pasa? esque estamos algo tensos y prresionados, hay que relajarnos y seguir el tratamiento de fertilidad, ir a la yoga, comer alimentos orgánicos y ganarle al reloj biológico, mientras tanto, ya congelamos unos óvulos y...
Conocimos la ciencia del bien y del mal. En efecto. Entendemos el proceso de la vida. Logramos postergarla. provocarla, congelarla, transaldarla de un útero a otro... pero no comprendemos por qué no podemos poseerla. El momento en que la chispa de vida entra en un par de células, y el momento en que la vida decide abandonarlas es un misterio. Tan grande y tan maravilloso que sólo un poder superior podría llevarlo a cabo.
Ojalá pudiéramos ahorrarnos el dolor físico, el cansancio, la náusea... más ese fue el precio que pagamos por la ciencia: "parirás a tus hijos con dolor..." fue la sentencia para Eva, pero seguimos buscando ser como dioses. Dueños y señores de la vida. de la creación, de la procreación, como en el paraíso perdido.
¿Es la vida humana un valle de lágrimas donde el hombre y la mujer estan condenados a vivir la expulsión del paraíso? depende. ¿seguimos en el empeño de ser quienes no somos? ¿somos las creaturas rebeldes que se empeñan en buscar ser su propio Dios? prefiero pensar que estamos en el camino de regreso a casa. A donde pertenecemos. La vida humana comienza en ese extraño momento desconocido, y si todo marcha bien, permanece durante cuerenta semanas (aproximadamente) en el vientre la de madre y tras el alumbramiento, se dice que ha nacido a la vida un hombre o una mujer. Su tránsito sobre esta tierra, la cantidad de minutos que vivirá, los latidos de su corazón, el aire que entrará a sus pulmones... ¿quén lo sabe? es también un misterio.
El tiempo entonces se convierte en algo relativo. ¿si tuvieras sólo 8 semanas de vida, es mucho o poco tiempo? Una mariposa, de ser huevecillo a ser mariposa -pasando por oruga, crisálida, capullo- no vive más tiempo que ése, sin embargo completa su ciclo de vida. A veces envidio a las mariposas, no por su breve vida, sino por las preguntas que dejan de hacerse. Por la sencillez con la que viven el milagro de vivir sin preocuparse de tener todo bajo control.
Quisiera recuperar la inocencia perdida y dejar que todo suceda en su curso natural. Confiando en que todo tiene un por qué, y un para qué aunque yo no lo conozca. Solo cuento con la fe, y la esperanza, de que vamos caminando de regreso.
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