Una musa en uniforme.
Novela por entregas, capítulo VII
Novela por entregas, capítulo VII
Para que no se te olvide
La semana transcurrió lenta, Minimusa estaba distraída, lejana, como ausente. Nada interesante ocurrió esa semana. Daphne intentó sacarla de su somnolencia entregándole la invitación para su fiesta de cumpleaños. Fue inútil. Mientras en los descansos el grupo comentaba acerca de cómo vestirían para la reunión, y cosas por el estilo, Mini tomaba su libreta de apuntes, la abría de atrás para adelante y comenzaba a escribir cosas, frases sueltas, palabras que luego rayaba con pluma para que nadie pudiera descifrar lo que había escrito. Palabras como problemas y déjame sola aparecían una y otra vez, luego su nombre, algunos rayones, luego Sandra y dame mi libro… viernes… Cuando el descanso terminó la hoja estaba completamente rayoneada.
Dieron las once. ¿y? que había de especial con las once? Minimusa sacó el citatorio de su mochila. -¡Es hoy! ¡La cita es hoy! No entregué el citatorio a mamá… -recordó que estaba buscando el momento adecuado entre la comida y la clase de natación, luego mejor pensó que sería bueno por la noche, cuando papá llegara, pero esa noche papá llegó tarde, y decidió que mejor lo entregaría en la mañana, saliendo hacia la escuela, justo después de desayunar, pero al buscarlo no lo encontró y mamá estaba lo suficientemente enojada por su demora… así que no era de nuevo un buen momento para… en fin, la semana se había ido así, y no sabía si a propósito o involuntariamente había evitado entregar el citatorio… El caso es que si tenía problemas, ahora se habían multiplicado.
Angustias llegó al salón de clase. Minimusa palideció.
- Profesora, disculpe por interrumpir su clase, ¿me permite a Minimusa un momento?
Minimusa se puso de pie, con el citatorio arrugado por haber estado en el fondo de la mochila toda la semana.
- ¿Y bien?- Preguntó Angustias mirando a Mini por encima de sus lentes, ya en su oficina.- Creo tus padres no han llegado. Era de esperarse, de tal palo tal astilla, ya se vé de dónde viene tal desorden…
Mini interrumpió la retahila de críticas que la señorita Angustias llevaba.
- No vendrán.- dijo casi en un murmuro.
- ¿a que se refiere? Dijo Angustias mientras entornaba las cejas…
- Olvidé entregar el citatorio- Mini extendió la mano donde estaba el arrugado papelillo.
- ¡No me digas! ¿se te olvidó? ¿Cómo pudo suceder tal cosa? Dijo la prefecta con tono irónico. Ni creas que te librarás de esta cita con tus pretextos. Tengo más de veinte años en esto niña, no creas que eres la primera que “se le olvida” entregar un citatorio.
La mujer llenó un nuevo formulario de su block de citatorios. –Lo haremos como en el jardín de niños. ¿te acuerdas? A los niños pequeños para evitar que pierdan u olviden los papeles importantes se les engrapa en el uniforme. Tomó su pesada engrapadora metálica y prendió la hoja en el suéter de Mini. –-Listo, así evitaremos que olvides nuevamente entregar la cita. Regresa a clases y no te metas en problemas. el próximo viernes, a las once. Esta vez no lo vas a olvidar, verás.
De regreso en el aula, la miradas se clavaron en el extraño papelillo doblado prendido en la solapa de Mini.
-¿Qué es eso? Preguntó Dani, la mejor amiga de Mini, señalando el suéter.
- Una nueva técnica de memorización, ya sabes, para que no se te olviden las cosas… dijo Mini con una sonrisilla burlona. Luego cortó un pedazo de papel de su libreta, escribió con plumón sobre él, tomó un trozo de cinta, y lo pegó en la solapa de su amiga: “Dani es una mensa” decía. – Para que no se te olvide. Las dos estallaron de risa.
Para la hora de la salida, muchos de los compañeros de Mini tenían sobre su suéter, o en sus espaldas letreritos con cosas: “patéame porque lo merezco” Leyó en la espalda de un chico miss Angie mientras cruzaba la puerta de salida del colegio. Un suspiro profundo salió de su escuálido pecho. -Minumusa... -murmuró entre dientes.
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