Tuesday, April 20, 2010

Curitas para el corazón.


La química humana es complicada. De entrada, cuando conoces a una persona, no solo es la impresión física la que interviene, es algo más allá o más bien dicho, más adentro, debajo de la piel, lo que se percibe de ese otro. Sabemos que está molesto porque se comporta diferente, que esta triste, que está solo, que está de muy buen humor o que irradia felicidad no sólo por su espresión y su lenguaje corporal. Algunos le llaman química.

Curiosamente, entre más conivivimos con ese alguien, vamos perdiendo esa sensibilidad, ese toque de intuición o capacidad de percepción de su estado de ánimo, mood, como le llaman otros...  Nos volvemos un poco ciegos, un poco sordos y hasta indiferentes, o cínicos. El puente mágico que sucedía al intercambiar miradas se ha desvanecido. las voces se escuchan como un lejano murmullo sordo entre el ruido del medio ambiente. Entonces vienen los gritos. La escalada de agresiones, de irritabilidad, de hastío y a veces, hasta de violencia.

Hay diferentes tipos de gritos. Agunos son de desesperación, otros son de enojo, y cabe mencionar, los que se emiten con la boca son los menos graves. Los más peligrosos son los gritos escondidos. Los mudos. los que se esconden atrás de acciones, de retos, de silencios... Un exámen reprobado, un accidente de tránsito, son a veces este tipo de llamadas de auxilio. De esos gritos silenciosos que ecigen de uno atención, pero sobre todo cariño, comprensión. Una confirmación de la existencia.
- creo problemas, ergo existo.- Es duro, pero es una de las más fuertes llamadas de atención.

¿Cómo identificarlos? ¿Cómo diferenciar una mentada de madre de una llamada de auxilio? Son los extremos de una misma cuerda. Cuando alquien violenta el orden establecido, la mayoría de las veces sabe lo que está haciendo, y tiene un propósito. El talento está en descubrirlo. Saber leer entre líneas, lo que Dios escribe derecho.en nuestros renglones torcidos. Le he dado vueltas. Creo que una pista radica en la humildad: (hummus: barro, tierra) como quien dice, poner los pies en el piso. Reconocernos débiles, carentes, equivocados... ¿has visto a un musulmán hacer oración?  De rodillas, con el rostro que casi toca el suelo, alaba y reconoce que hay Alguien más arriba que el. El contacto con el barro...

Cuando uno se mira a si mismo con la humildad necesaria; logra ver un poco cuán miserable y carente es, sólo de esta manera se pueden ver los errores y si se es lo suficientemente
valiente, no queda más remedio que caer de rodillas -como musulmán en oración- y pedir disculpas. Reconocer el error es la primera parte de la solución. La segunda es poner manos a la obra. Cambiar. A veces es necesario detenerse de golpe, y abrazar a quien le hemos hecho daño, sin darnos cuenta.

Ojalá los seres humanos fuéramos como la química. Balanceo de fórmulas. Lograr el equilibrio mediante intercambio de sustancias. Ojalá hubiéra termómetros de enojo, de cariño, de soledad... ojalá existiéra un barómetro que midiera la presión que siente un padre o una madre al recibir las cuentas por pagar, ojalá las heridas del corazón se curaran con medicina.

Pero no, no existen dichas herramientas, no hasta ahora (pero quién sabe en un futuro) Así que mientras la tecnología no nos apoya con respecto a este tema, ahi vamos, por la vida, con la espada desenvainada, muy seguros de nosotros, creyendo que actuamos correctamente -a la defensiva. "Solo los débiles se doblegan..." "arriba y adelante" ¡Cuántos slogans promueven la grandeza de ti mismo!  Ah, pero eso si, en el camino hay sacrificios. En las guerras hay ganadores y perdedores. Vivos y muertos. Con ese tipo de ideas avanzamos por la vida, con nuestra familia, con los compañeros de trabajo, y hasta con la gente que nos ama... 

Entonces, con una carga de culpa enorme, en la otra mano llevamos una cinta de esas que usan los doctores para parchar las heridas (micropore) creyendo que curaremos el daño que hacemos a quienes amamos con un parchecito superficial...
¿Has parchado una herida sin curarla? Es lo peor que puedes hacerle. En menos de dos días, eso se convertirá en infección, y en el peor de los casos, en amputación, o muerte. Lo mismo sucede con el corazón. No puede uno sanar heridas sin haber hecho antes una limpeza profunda. Aunque duela. Sólo así se llega a la salud.

Pero  ¿por qué llegar a esos extremos? Ya existe la medicina preventiva. Es necesario bajar las armas;  "...aprender a poner la otra mejilla" dice el consejo bíblico. Una vez más, una lección de humildad. Y vacunarnos. Sabiendo que somos lo suficientemente débiles como para "enfermarnos" de cualquier cosa, necesitamos recibir prevención, educarnos, informarnos, formarnos y aliemtarnos sanamente, no sólo de cuerpo, también de espíritu. ¿cómo? Con los sacramentos. ¿dónde? en la santa misa. Y sabiendo que somos vulnerables, saber reconciliarnos con nostros mismos, con los demás y con Dios.

Por eso, la próxima vez que estés tentado a utilizar tu kit de defensa personal (la espada y el micropore) respira hondo, tira tus armas al suelo y pégate un cachito de ésa cinta en la boca. Ésa es la mejor medicina preventiva para el corazón.

1 comment:

jgarnier said...

Benedicto XVI ha aplicado esa receta familiar a la Iglesia.
La espada, muy lejos!
La cinta, arrancarla!
hay mucho que limpiar...

Y a mi, que me dice?
Pedir perdon y orar.

Todos somos culpables del pecado de la Iglesia, Todos.