Thursday, April 29, 2010

Corazón de niño.



Pequeños, bajitos, inquietos. nos preguntan, nos cuestionan, nos meten en líos. Nos hacen recordar que el mndo es más sencillo desde sus ojos. Nos enseñan acerca del asombro, de la admiración. Uno envejece a medida que sus sueños y su capacidad de asombro merman. ¿Cuándo dejamos de ser niños?

Ellos contemplan, con la atención e interés que necesitaría un científico a una mariposa alimentándose sobre una flor. Rezan, con la fe que ni los religiosos contemplativos alcanzan. Cantan sin importarles no alcanzar las notas correctas, y sin preocuparse de ser escuchados con atención por su público. Escuchan con atención lo que les enseñas, no sospechan, no dudan, creen. Gozan y se alegran de mecerse sobre un columpio, se asustan con las películas de miedo, esperan al ratón de los dientes como esperan que llegue papá en la terminal de autobuses.

¿Cuándo dejamos de ser niños? ¿cuándo dejamos de disfrutar una paleta de grosella sin importarnos que los labios se pintaran de encendido carmín?  ¿cuando dejamos de creer en la fantasía? ¿cuando dejamos de rezar esperando que se cumpla un milagro?

Llenamos nuestra cabeza de ciencia, nuestra libertad de disciplina y modales. Dejamos que nos explicaran el mundo y aprendimos a dudar, a custionar, a disentir... Dejamos brincar sobre los charcos, de masticar con la boca abierta, de soñar despiertos y de coleccionar chacharitas... porque queríamos ser grandes.

Hoy las nuevas generciones nos enseñan que  pesar de que existen juegos sofisticados y diferentes, que no es lo mismo que en nuestros tiempos, la infancia es mucho más que poseer muchos juguetes, es tener con quien jugar. No se trata de las mejores escuelas, o llenrse de acividdes extras, sino de educar con el corazón, de recibir el cariño y la atención necesaria, no solo en cantidad, sino en calidad. Y para ello, necesitamos recuperar esa parte arrumbada de nosotros mismos. saber dejar a un lado los trastes sucios, el memo urgente, la junta extemporànea y regresar a jugar, con la inocencia de un nño.

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