Thursday, February 18, 2010



Misterio...

Ahi, en se rincón oscuro de mi cuarto, se esconde. Esperando en momento justo en que yo me quite los zapatos de la escuela para correr y robarse uno de ellos. La única forma de que ésto no suceda, es colocándolos de inmediato  en el zapatero dentro de clóset. Ahí están a salvo. Lejos de sus terribles garras.

Cree que es muy chistoso. creé que yo no sé que es él el responsable de que ninguno de mis lápices tenga goma, ninguna de mis plumas tenga tapa y que los calcetines que mete mamá a la lavadora siempre salgan sin par. No puedo asegurarlo, pero creo que también tomó la tarjeta de crédito de mamá, y escuché que papá no sabía donde habían quedado sus ahorros... yo tengo mis sospechas.

Lo que no entiendo, es para qué le sirven tantas cosas. Quisiera saber qué hace y donde pone tanto cachivache. Los zapatitos de la muñecas, la tapa de las pilas del control de la TV, (¡una vez se atrevió a robar el control completo!), botones... ¡Botones! de todos los tamaños y colores, los arranca de la ropa (especialmente si son bonitos y diferentes) el cepillo del pelo y a veces el muy cañalla roba también mi cepillo de dientes.

Mamá se enoja cuando él me hace una de la suyas. -¿Y donde quedó tu boleta de calificaciones?- dice ella con voz enojada. - Pues, la saqué de mi mochila y... la dejé por ahi. - dijo yo con la voz un poco dudosa, mientras busco con la mirada rastros de ese pillo. - ¿Ahí dónde? ¿Sobre la mesa? ¡No me digas que le salieron patitas y caminó sola!- dice mi mamá ya con tono de enojo. -¡Más te vale que aparezca o ya verás!-, y yo suspiro, tratando de evitar lo inevitable. Casi escucho sus risillas por el rincón.

Uno de estos días, quisiera sorprenderlo con  las manos en la masa, tomarlo por las orejas y obligarlo a que confiese todos sus crímeres, que devuelva todo lo robado y que no vuelva nunca más. Pero es tan hábil... Papá me dió una idea. -Sé más rápida que él - me dijo un día que yo lloraba deseperada buscando la tarea que habíamos hecho la noche anterior. -Cuando no quieras que tus cosas se pierdan, guárdalas inmediatamente en su lugar. No lo dejes para luego. No le des oportunidad al desorden. Así lo llamó papá. D-E-S-O-R-D-E-N y dice que cada quien tiene uno propio.

Ahora estoy más atenta. me anticipo a sus movimientos aunque de vez en cuando me sorprende con alguna de sus bromas. No se si el de mamá o el de papá anden por ahi, haciendoles diabluras, pero esta mañana decidí tener a mi desorden bajo control. Estricto control, y ¡a ver quien gana!.

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