Thursday, November 05, 2009

Un día después de mi.

Morí. Y al día siguiente el mundo siguió existiendo. Mi familia estaba triste, los niños me extrañaban, todavía no caían en cuenta que mamá ya no estaría más con ellos. Preguntaban una y otra vez cuando regresaría. Los abuelos repetían una y otra vez "ya está en el cielo, no regresará"... pero la mente de un niño no comprende esas cosas tan fácilmente.

Luego viene mi funeral. ¡ya no me acordaba que conocía tanta gente! ¿quién es esa señora güera y gorda con un niño en los brazos? no sé si vienen a dar el pésame, o de morbosos, o a ver a quien se encuentan. Siempre los funerales son ocasiones de reencuentros. ¿por qué no escribí mi última voluntad antes de morir? no hablo de testamento, porque, con lo pobre que soy, no tengo sino deudas... pobre de la señora de tupperware, espero que no consideren imprudente su afán de recuperar su inversión...

Creo que me maquillaron de más, yo nunca utilizaba labial rojo. Pero ¿cómo haces lucir mejor a una muerta? ni modo que me dejaran de cara lavada... así toda color ceniza... por primera vez en mi vida, o más bien dicho en mi muerte llevo pestañas postizas, de haber sabido que no se me veían tan mal, las hubiera utilizado viva.
Y para variar, traigo una ropa que, bueno, ¡nunca en la vida me la hubiera puesto! ¿quìén asesora a los modistos de muertos? ¿existen los modistos de muertos?

Pero volvamos a las cosas serias, a las tristes. Lo que más me duele es ver a mi familia y amigos llorando. ¿Qué no saben que ya estoy mejor acá? tengo ganas de decirles que se apuren a llegar, que no está tan feo eso de estar muerto, pero eso, creo que sería inapropiado, hasta pecado ha de ser...

Rezos, cantos, lamentos, se escuchan el resoplar de narices por aqui y por allá. Y luego, nada, silencio. Todos los metiches se han ido, quedan los de a de veras, los incondicionales, la familia... la cera de las velas escurre silenciosa y lenta hasta caer al suelo. La blanca mancha que se forma se parece a la luz que poco a poco se lleva las imágenes de lo que me rodea.

Polvo. mi cuerpo es nuevamente polvo. mientras permanezca en el recuerdo de quienes me amaron en vida, seguiré estando aquí, no importa donde decidan dejar mis restos mortales. Un frío vientecillo se cuela por la ventana y vuelan las cenizas, hacia un cielo lleno de estrellas.

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