La una y todo sereno...

Me encantaría decirlo. Pero no, era la una y nada estada sereno. Fue un danzar de cama en cama...
A veces, asi son las noches de la temporada infernal, digo invernal.  Tos, fiebre, pesadillas, y luego otra vez tos, y luego otra vez pesadillas. Son largas noches donde todo lo que esperas es que salga el sol para poder salir corriendo no se a donde a buscar no se que...

No puedo mentir, las padezco, y mucho. No he conocido a nadie que me diga que ha pasado una hermosa noche velando al lado de la cama de un niño que berrea y no te sabe decir que le duele, o como se siente... Pero también, en esas noches de ires y venires por la casa, pienso: ¡y mi mamá tenía cinco de éstos! ya me imagino, en aquellas ocasiones en que la casa se convertía en pequeño hospitalito, con un montón de niños latosos- porque vaya que éramos latosos- llenos de granitos por todo el cuerpo, afiebrados... Bueno, tengo que decir que ella tiene una gran ventaja sobre mi: ella es Doctora. Pero no sólo estudió medicina. Ella sabe de esos remedios del corazón, esos como los baños de caladril, que además de dejarte el cuerpo cubierto de un pálido color rosáceo (como un cerdito) te dejaban totalemte relajado por las caricias de sus manos sobre la piel.

Extraño enfermarme y recibir en mi cama un té calientito, un masajito en la espalda cuando tengo el cuerpo cortado, un caldito de pollo para aliviar... ¡todo! pero ahora me toca a mi. Hoy me toca estar del otro lado. Soy yo quien interumpe su sueño, como antes solía hacerlo ella por mi, y correr al lado de la cama de quien llama a gritos un poquito de "esas" medicinas. Es parte de crecer. Es parte del ciclo de la vida, son facturas que la vida te presenta para pagar.  Quizá, si el tiempo me da permiso, me encantará atenderla también a ella, pues estas cuentas no solo se pasan a las siguientes generaciones, sino que lo más bonito, es poder regresar la cadena de cariño y atenciones a quien te enseñó que amar no es solo dar besitos y abrazos cuando estamos contentos, es también regalar un baño de agua tibia en medio de la noche, una cucharada de duerme tranquilo y muchas, muchas  noches  de paciencia.