Wednesday, October 14, 2009

Sin miedo.

Recorro las calles y camino con seguirdad. Decidí dejar de tenerle miedo. Aferrada a dos manitas infantiles, espero la luz verde del semáforo peatonal en la esquina. Los coches zumban a mi alrdededor, gente caminando con prisa. Desconocidos. ¿Enemigos? ¿peligro? antes solía ir como asustada, cuidándome de todo y de todos, con miedo, con desconfianza.

Es verdad que vivimos en una jungla de concreto, donde prevalece la ley del más fuerte, la del mejor armado. Yo no porto armas, casi no cargo dinero, y sin embargo llevo conmigo mis más grandes tesoros y el ejército más poderoso me acompaña;  flanqueándome  y aferrados fueremente con sus pequeñas manos.
Mucho tiempo permanecí escondida, saliendo lo mínimo indispensable, asustada, temerosa de que se llevaran de una sola vez mi tranquilidad, mi alegría y mi paz. Luego, entre la necesidad y la rutina, fui saliendo cada vez más, siempre a la defensiva. Hasta que decidí que no tendría ya miedo. Pueden llevarse mis pertenencias pero no se llevarán mi paz. Esa es mía, y nadie puede quitármela.

Esa es la seguirdad que acompaña mis pasos. No necesito más que la providencia. Si Él está conmigo, ¿Quién contra mi?
He descubierto con sorpresa que bajando la guardia, regalando una sonrisa por aqui y por allá, siendo amable y cortés con la gente, se ganan más batallas que en una guerra. Para vencer a quien yo consideraba mi enemigo, me fue necesaria simplemente una frase o una sonrisa, porque toda su maldad estaba en mi mente.

Comparto para ustedes este cuento que me encanta...

La sospecha.
Un hombre perdío su hacha y sospechó del hijo de su vecino. Observó la manera de caminar del muchacho, exactamente como un ladrón, observó la expresión del joven; idéntica a la de un ladrón, observo su forma de hablar; igual a la de una ladrón. En fin, todos sus gestos y sus acciones lo denunciaban culpable de hurto. Más tarde el hombre encontro su hacha en el valle, y  cuando volvió a ver al hijo de su vecino, todos los gestos y acciones del muchacho le parecieron muy diferentes a los de un ladrón.


Lie Yu Kou



que tengas un bonito día.

1 comment:

Anonymous said...

Muy buen texto. ¡Sigue publicando!