Estudiar, o no estudiar he ahí el dilema...
Estudiar sin recurrir a la violencia diría yo, es tan difícil... ¿Cómo logra que un niño de cinco años repita de forma ordenada y con buena letra la carretilla ma me mi mo mu sin brincarse de renglón, pararse al baño, tirar diez veces el lápiz y sacarle punta tres?
Paciencia señoras y señores, paciencia. Se necesita armarse de un gran elemento. Sobre todo cuando tu también brincas por que terminen el tormento para poder hacer algo más interesante ( como la cena, cambiar el pañal del hermanito más pequeño, limpiar los frijolitos para cocerlos jajajaja).
No puedo evitar escuchar una y otra vez la voz de mi niña interna que me grtita ¡paaaaaaaara! no presiones tanto, solamente son niños, tu ya estuviste en su lugar y recuerda es HORRIBLE. Cuando me invadebn esos pensamientos a lo primero que estoy tentada a es a arrebatarle el lápiz, hacer en dos minutos la plana con chueca letra (imitando el trazo de parvulito) terminar de una vez por todas con la agonía y pasar a lo siguiente.
Pero luego, la voz del adulto contemporáneo me asalta y me dice... estas escribiendo tu condena. Sigue haciéndole la tarea, para que cuando llegue a la secundaria tengas tareas de quince materias... a ver ándale, sigue por ese camino y hazlo un bueno para nada... atenido... de todas maneras cuando sea el examen no va a saber nada... etc, etc, etc.
Entonces recurro a las voces de la experiencia, mamás con hijos más grandes, las abuelas.. ¿Cómo se hace estudiar a un niño sin recurrir a la violencia? Y entonces llega a mis manos una joya de la literatura contemporánea para madres deseperadas: el título del libro es: ¿cómo hacer que tus hijos estudien? sin recurrir a la violencia. de Cinthia Richards.Ed. Edemus. Aunque parece la respuesta a mis inquietudes escolares, no es exactamente lo que parece.
La escritora es una maestra de música y madre de ocho (si ocho) niños ¿se necesita más experiencia? y el tema sobre el que gira el texto es el aprendizaje de música y cómo lograr que los chicos adquieran el gusto por la música, a través de la disciplina y la práctica sin que esto les arruine la vida para siempre, ni a ellos ni a sus padres. ¿Y eso que tiene que ver con la navidad?
Pues casi nada, excepto que me llenó de estrategias, consejos, tips. Si es posible hacer que un niño -o más de uno- practique una hora violín, es posible hacerlo que complete una carretilla. Le agradesco enormemente a Raquel, quien fue el alma caritativa que compartió conmigo este libro. Acabo de terminarlo anoche y en mis reflexiones mañaneras, no puedo dejar de repetirme, es todo un reto ser padres. Los hijos son de ese tipo de adquisiciones que no vienen acompañadas de instructivo y como no estoy dicpuesta a seguir el consejo de "echando a perder se aprende", quiero agarrarme de todo lo que pueda para crecer con mis hijos, aunque no sea el camino fácil.
Como lo sospeché desde un principio, la primera convencida de que ellos deben estudiar tengo que ser yo. La motivación la enjundia, las ganas de aprender deben salir de mi, pero de una manera sincera. Con la lectura no tengo problemas pero eso de las planas..., ando en busca de una motivación profunda que me invite a pensar que sirven de mucho para el aprendizaje... si alguien conoce alguna, agradecería su ayuda.
Saludos a todos los que alguna vez padecieron el dolor de realizar una plana de "gusanitos".
¡Juanito yo quiero que mis hijos sean como tu! (aclaración importante: dedicado a mi hemrano Juan Marcos Garnier, quien acaba de titularse el 29 de septiembre, no confundir con Juanito el de Iztapalapa ¡Por favor!)
No comments:
Post a Comment