Hoy en la tarde padecí de un accidente culinario ( no, no fue un golpe en el trasero). Me topé con una de esas ocasiones en las que ya no sabes si reír, llorar o las dos cosas al mismo tiempo.
Resulta que una amiga me invita a su casa a pasar la tarde con los niños, todo iba bien, pedimos una pizza via teléfono, comimos, y en la sobre mesa, entre una cosa y otra empezamos a hablar de que si las recetas de cocina, y que si el sazón y que si esto y lo otro... cuando caí en cuenta ya estaba yo metida en la cocina, siguiendo una receta tradicional de la familia de mi amiga...
Pero resulta ser que mi querida amiga, no es que se meta muy seguido a la cocina; de hecho, más bine es de las que come diario fuera de su casa. Sabe cocinar, "de lejitos", como algunas de nosotras, que andabamos de "pinches" cuando a la mamá le daba por hacer una de sus recetas; que picame estas verduras, lávame y escúrreme esto, sancochame esto otro... Pero en la vida cotidiana, el trabajo y vida familiar de mi amiga, como a muchas señoras de estos tiempos, no tiene timepo -ni ganas- de preparar comida y esas cosas. Así que ahi estoy yo, según quesque aprendiendo una nueva receta, y me veo cociendo un pollo, desmenuzándolo, picando no se cuantas verduras, friendo plátanos, mientras mi amiga daba vueltas por la cocina como gallina descabezada... yo miraba el reloj. ¿Qué más le pongo?- preguntaba yo mientras veía como avanzaba el tiempo...
- Se me hace que no compramos la pasta hojaldrada, mejor la hacemos.
¿que! esto si que va a estar complicado, -pensé yo- eso es algo que nunca he hecho... y donde manda capitán... después de todo era ella quién sabía la receta, estabamos en su cocina y yo solo era su "pinche".
- Creo que lleva canela, pero no sé si en rama o en polvo, asi que le ponemos de las dos, o mejor le llamo a mi mamá...- decí mi amiga mientras daban las ocho de la noche en el reloj de la cocina y herbían en la estufa las verduras que ya había yo lavado, pelado, frito picado, sancochado... en fin... No hago más largo el relato pero les cuento que la noche llegó, los niños se pelearon, se contentaron, se volvieron a pelear... y morían de hambre. Decidimos servirles un rico cereal con leche y me fui a mi casa con un rico ¿que cosa? no sequé , crudo y un trío de niños cansados y hartos de esperarme...
Moiraleja: el cocinar es una arte, no cualquiera se acerca a la cocina. Por eso los restaurantes entre más buenos, más caros. Me gusta más ser chef que pinche. Ahora sé por que esta palabra ¡es una grosería!
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