En el baño de niñas, dos hermanas entran apresuradamente al sanitario del vestidor. Una de ellas, la mayor, sale en un abrir y cerrar de ojos y comienza a lavarse las manos, Otras niñas en el vestidor del fondo platican, Ella apresura a su hermana que está todavía dentro del sanitario. "María, apúrate, vamos a llegar tarde a la clase de gimnasia"
Desde el interior del sanitario se escucha la voz de la más pequeña "¡voooy!" La mayor la apresura de nuevo "¡o sales o me voy sin ti!"
La pequeña sale acomodándose la ropa y un poco molesta "ni me pude limpiar bien por tu culpa, creo que hasta se me escurrió pipí en la rodilla"
Al fondo de los casilleros, se escuchan risas que rompen el silencio y una carita se asoma para ver quien ha dicho eso.
"pipí en la rodilla" repite una voz en tono burlón y las risitas estallan detrás de los casilleros.
Terminada la clase de gimnasia, María se dirige a jugar en el patio de recreo.
Cuando María se acerca a un grupo de niñas que juegan juntas, una de ellas la señala con el dedo y grita: "esa niña tiene pipí en la rodilla" y las risas estallan de nuevo. María se entristece y se aleja.
"Lau, esas niñas me están molestando. Cada vez que me acerco me dicen pipí en la rodilla, pipí en la rodilla, ¿que hago?"
"Bien" dijo la mayor, "no les hagas caso, y si te siguen molestando y te vuelven a decir algo tu les contestas: ¡caca en la cabeza!"
María trató de esconder la risa que le provocó imaginar la cara de las niñas molestonas al recibir tal respuesta. Pero no pudo esperar a ser provocada. Decidida, se dirigió hasta el grupito de niñas, se paró junto a ellas. Una la miró y en cuanto una de ellas levantó la mano para señalarla, María gritó "¡caca en la cabeza!" y corrió a esconderse.
"Vámonos Lau, vamos a escondernos" llegó agitada corriendo a buscar a su hermana mayor, quien platicaba con otras dos niñas mas o menos de su edad. "¿Qué pasa? todavía no es hora de irnos" dijo Laura mientras ataba una de sus cintas del tenis. "córrele, andale yo te ayudo a amarrarte" decía María agitada y con la respiración entrecortada mientras se agachaba a atar otra la cinta de su hermana, que ni siquiera estaba desamarrada.
"¿Qué te pasa? ¿por qué tan apurada?" preguntaba Lau que no entendía el motivo de la prisa.
"¡Caca en la cabeza les dije caca en la cabeza y ahora tengo que correr!"
Todas soltaron la carcajada. Una de las chicas mayores que María le dijo: "¿y por qué te molesta que te digan pipí en la rodilla? es una tontería. No les hagas caso".
De pronto María ya no tenía miedo. Había entendido que no estaba sola, que no tenía por qué esconderse, que no era necesario huir, ni pelear, ni insultar de regreso. Sin darse cuenta descubrió que el poder de las palabras es menor que el de la compañía. Lo relativo que puede ser un acontecimiento, o un insulto y el poder que se tiene en un grupo. Lau y sus amigas reían con ella, no de ella. Juntas pasaron la tarde comentando divertidas el suceso.
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