Tuesday, May 24, 2011


Gente de a pie.

Caminar por la ciudad es un deporte extremo. Se necesita una condición física extraordinaria, una vista de 20/20, el oído más fino y al mismo tiempo más insensible al ruido feroz que emiten todo tipo de vehículos que transitan por las calles y avenidas de la urbe.

Siempre me he preguntado, al ver esos enoooormes puentes peatonales que cruzan sobre avenidas como el periférico si los ingenieros que los diseñan estarían dispuestos a atravezarlos por lo menos dos veces al día... No entiendo por qué si los vehículos motorizados tienen mejor capacidad comodidad y confort, somos la gente que camina la que tiene que subir diez o veinte metros  sobre el nivel del piso, por escaleras, para evitar ser arrastrados por la corrientes de las furiosas avenidas.

¿Y qué me dices de los cruces peatonales? no señores automovilistas, no son lo euivalente a la línea de salida de una pista de carreras... pero ojalá la respetaran como tal. ¿qué ganan con esperar el cambio de luces en el semáforo sobre el paso de los peatones? nada. Pero para la gente de a pie, significa dos cosas: o tener que rodear al susodicho invasor por la parte trasera de su auto, con la consecuente aspirada de mofle que le toca, o salir del paso peatonal e "invadir el paso de los vehículos" que circulan por el arrollo que en ese momento tiene la luz verde. y los insultos no se hacen esperar. "serás de hule güey", "tragaste ligas"... le gritan a los peatones que deciden desafiar su suerte y ponerse al tu por tu con los vehículos.

Los semáforos peatonales son los menos respetados. En el rediseño de la avenida Reforma se instalaron semáforos cuya única función es el ceder el paso al peatón. Pocos son los que se detienen, siempre y cuando no haya una patrulla claro... eso si, ante los oficiales solemos comportarnos... mas o menos. Fingimos que nos importa la gente que camina frente a nuestro coche

La primera vez que viajé al extranjero, estaba sorprendida de cómo los automóviles nos cedían el paso a los peatones. Al principio me parecía extraño, hasta hacía un gesto de gratitud, tipo "japonés" un poco inclinando la cabeza y un poco saludando con la mano agradeciendo al amable conductor que había detenido su "nave" para cederme el paso... pero luego observé que no era ninguna distinción especial hacia mi, que a toda la gente caminando ni siquiera esperaba o pedía el paso... simpemente cruzaban la calle incluso sin fijarse, porque sabían que su paso tenía prioridad; eso si, siempre en las esquinas y el las franjas de cruce.

El trazo urbano no nos ayuda. Las banquetas están hechas un asco, están invadidas por negocios irregulares, desde los comerciantes "semifijos" (no sé si exista esta figura en alguna otra parte del mundo) el puesto de lámina de los tacos o las tortas que ocupa la mitad de la banqueta -y la otra mitad los comensales- el coche estacionado sobre media banqueta "para no estorbar el paso de los otros coches"... y una lista interminable de quejas que dejan ver que la gente que otorga todo ese tipo de "permisos", concesiones, que aprueba los proyectos de mejora de la ciudad, que destina presupuestos a construir más y más calles, más y más pasos a desnivel, segundos pisos de grandes avenidas... no es gente de a pie.

Somos un país de obesos. La gente no se despalza a pie. Quesque por la inseguridad, quesque por la containación... quesque por el nivel de vida.  Nos han hecho creer que tener un coche es calidad de vida. Pienso que no, Calidad de vida es poder disfrutar de un paisaje urbano limpio, ordenado, tranquilo, transitando cada uno por donde desee y respetando el derecho del otro a hacerlo. El dia en que entendamos esto, descubriremos lo hermoso que puede ser una caminata por la ciudad, sin temer a arriezgar la vida en cada momento.

1 comment:

Anonymous said...

En mi camino al trabajo hay un cruce que se consideraba sumamente peligroso para las personas de tercera edad que viven en Tlaltelolco, el cruce entre Guerrero y Flores Magón, tan peligroso que yo ya había optado por dar un rodeo de 500 m. y cruzar una rampa puente que está en la mitad de la Unidad Tlaltelolco.
Cuando pusieron una parada del Metrobus, disminuyeron la longitud del cruce por Guerrero, pusieron un semáforo peatonal y un policía amarillo para cuidarlo. Eso me dio confianza para cruzarlo ayer estuve viendo cruzar corriendo a los jóvenes que abordaban el metrobus, esperé a que se pusieran mis 15 seg de semáforo en verde, y crucé tranquilamente hasta que un taxista (viejo como yo) dio una intempestiva vuelta a la derecha, me cortó el paso razurándome con sus llantas las puntas de mis zapatos, le reclamé, lo insulté (eso me sucede cuando me asusto) y al levantar la vista vi al policia de tránsito que esta cuidando se respete el cruce peatonal, enfrente de mí, inmutable, como si todo transcurriera en calma.
Mi meditación en el resto del camino fue, me tengo que ir ¡YA! de esta ciudad. Pero... ¿Dónde respetarán a los peatones?