Friday, March 11, 2011


Solo somos polvo.




La puerta estaba abierta. Entró en silencio, y se sentó entre nosotros. A partir de ese momento, supimos que iba a quedarse para siempre. Sin siquiera conocerlo, llego apenas…



Cierro mis ojos, y junto mis manos. Te abrazo y suspiro. Tu sonríes. Me encanta tu modo de sonreír. Creo que por eso, y por muchas cosas más estoy contigo.

Tiemblo. La ventana está abierta de par en par y la cortina baila con el viento. El polvo entra y nos llena los ojos. Desde hace unos días formulamos un deseo. Ese mutuo y silencioso acuerdo que nos refrendamos cada día, siempre estuvo lleno de realidad, de responsabilidad.



Pasan los minutos y han pasado los años. Y pasarán muchos más. Desde que optamos por un nosotros, nunca estuvimos solos. Por eso es un misterio, por eso es un acto de amor y al mismo tiempo de sacrificio: un desafío…

Por eso El es Uno y Trino… apenas lo voy entendiendo.



Ha sido tiempo de fiesta, estamos en tiempo de ayuno y conversión. Tiempo de buscar el alimento verdadero, el fiat, ése que confía en la voluntad del Amo. No puedo esperar a que llegue el momento en que triunfa la vida… ya conozco el desenlace de esta historia.



Cuarenta días… que poco tiempo para reflexionar, y no es suficiente para cambiar el rumbo. Cuarenta años, que poco tiempo para caminar y no fue suficiente para transformar a un pueblo. Es un tiempo de hacer preguntas… tan sólo para recordar las respuestas.



Levantamos juntos la mirada al cielo. El hombre del cayado nos indica para donde seguir caminando. No solo de pan vive el hombre… (Mt 4,4)… “y entonces, despuntará tu luz como la aurora y tu llaga no tardará en cicatrizar, delante de ti avanzará la justicia y detrás de tu la gloria del Señor. Entonces llamarás y El te responderá. Pedirás auxilio y Él te dirá: ¡aquí estoy!” (Is 58, 9). No te dejas ganar en generosidad, en amor, en donación…

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