Tuesday, February 15, 2011

Crónicas de unas travesías.

Puentes, vacaciones, días feriados, cualquier oportunudad es buena para salir corriendo de la vorágine de la ciudad y dejar atrás el smog, el stress y la rutina y pasarse unos cuantos días tirados al sol.

-Que rico, te vas de puente con toda la familia- me dicen. ¿qué rico? Rico es un helado, rico es un masaje... vacacionar con la familia es un desafío. Hacer maletas para cinco, para que al llegar te des cuenta que trajiste todo menos... una lista interminable de cosas (bloqueador, el patito de hule, el juego de cubetas y palas) Además de que por supuesto la peor maleta es la tuya. La que dejas la final y no trae practicamente nada... o lo que trae no es precisamente lo que tenias en mente...

Esta vez me propuse que no me pasaría. En esta ocasión, volamos en lo que se le llamaría coloquialmente un "guajolojet" es decir, en una aerolínea de esas que ofertan vuelos a un peso. Asi es, (un peso más impuestos por supuesto). vivaAerobus  Por cierto, aunque la experiencia fue distinta a las anteriores veces que he viajado en avión, puedo decir que cuenta con un buen servicio. Agradecí sobre todo la puntualidad, tanto en el viaje de ida como en el de regreso. Quienes tengan niños pequeños (y hayan viajado con ellos) sabrán de lo que hablo. Por supuesto, todo esto del viajar barato, tiene un costo. Uno de ellos es viajar ligero. Es decir, no se puede llevar más que una maleta pequeña por pasajero. Ahí encontré el primer reto. ¿qué necesita uno para ir a la playa seis días -lo básico- que quepa en una maleta de mano?

Para hacer esta lista, debía considerar que hay ciertas cosas que no se pueden subir al avión (líquidos, geles aerosoles, etc) trajes de baño. crocs (que bien podían usarse mojados y en la alberca que como zapatos con la ropa) seis juegos de ropa interior por cada uno, un par de shorts y seis playeras. Cepillos de dientes... y creo que eso era básicamente la maleta de cada quién.  No juguetes, no juguitos (para el camino), nada de nada. Me dí cuenta de lo ligero que puede viajar uno. De la cantidad de sandeces que puede meter en la maleta -que al final no usa- y que la diversión está ahí afuera. Lejos de casa. Es parte del juego.

Y ahi vamos los cinco volando a Cancún. Me habían contado mucho de ese lugar. Desde los relatos tipo Sodoma y Gomorra de los compañeros de la prepa, hasta las paradisiacas descripciones cortesía de las revistas que promocionan lugares turísticos a nivel internacional. Es cierto. Cancun es todo eso. Hay fiesta los 365 días del año, para quienes buscan divertirse, bailar, beber, comer... Muchos restaurantes reconocidos internacionalmente, grandes centros comerciales para el "shopping", mucho sol, hermosa vista de arena blanquecina y su mar acuamarina -valga la redundancia.

Nos hospedamos en el hotel Royal solaris. Que a mi parecer fue una excelente decisión. Para un viaje familiar, sobre todo cuando se habla de viajar niños pequeños, uno busca espacios seguros, adecuados para ellos... Fue una grata sorpresa encontrar en éste lugar un lugar donde los chicos pudieron divertirse, descansar y sobre todo dejar descansar a sus papás. Nota: como padre y sobre todo como madre, nunca descansarás tranquilamente mientras tengas a tu alrededor un pequeño (a) menor a tres años... (más aún si se habla de albercas o la orilla del mar) pero siempre es agradable salir de la rutina, y permitirles a los peques jugar y conocer más allá de la asfaltada jungla en la que viven.

Así nos pasamos unas lindas vacaciones, -aunque haya pasado 6 días sin usar desodorante- (después descubrí que pude haber metido en la maleta un desodornte en barra sin problema, pero bueno) y regresamos con las pilas bien cargadas para seguir adelante. Con la piel bronceadita, una sonrisa, muchos recuerdos y algunas fotos lindas.  

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