Tuesday, January 19, 2010


Realidades alternas desde las hojas de unos reyes malditos.



Leer es un placer. Un placer que muy pocos se dan el lujo de disfrutar. A algunos les da sueño, a otros a los cinco minutos ya les arden los ojos, comienzan a lagrimear y deciden posponer la lectura hasta visitar al oculista (ajá nadie visita seguido al oculista), otros más, -los menos- se conforman con leer en línea las noticias, el correo electrónico, el chismarajo de facebook... Y con tanto que hacer, ¿a que hora me siento en paz a leer un libro?

A veces somos muy ceremoniosos para hacer las cosas. es imposible tomar un libro y andarlo paseando por la ciudad, esperando a que se presente el momento idóneo para sentarse en una sombreada banca del parque, mientras la tarde transcurre lentamente y las aves trinan en las copas de los árboles, o una tranquila tarde lluviosa, moviéndose rítmicamente en la silla  mecedora, al compás de algunos acordes de música clásica, quizá con un café, en la tranquilidad del hogar, o en la paz de un cafecillo de esos que tienen unos sillónes cómodísimos...  pero esto no siempre es posible.

En la vida real, el ir y venir de los pendientes, entre el banco, el trabajo, los hijos, la escuela... no nos podemos dar esos lujos. O eso pensamos. Pero ¿qué hacemos en esos interminables moentos muertos que ltranscurren en la fila del supermercado? ¿no te jalas una de esas publicaciones del revistero para matar el tiempo? ¿y en la fila de la escuela para recojer a los niños? No falta la señora que te ofrece el catalogo de Avon, el de betterware, el de mary kay y ¿por que no echarle un ojo? si de todos modos no está uno haciendo nada... ¿y mientras esperas el turno en el banco? Hasta los flyers promocionales del banco son un atractivo para pasar el rato. ¡Ajá!. He ahí mi propuesta. Elije un libro, no ijmporta que sea muy gordo, de esos que según tu, nunca tendrás tiempo de leer. Cárgalo entre tus cosas personales. Al principio, no será más que un gran estorbo que te molesta en tu mochila-bolsa-pañalera- lo que sea que utilices para cargar tus triques, pero a medida que tomas conciencia de que lo traes, y de los tiempos muertos en los que puedes aprovechar para adelantarle un poco a la lectura, si es un buen libro, te irá atrapando hasta que la misma lectura te invite a buscar esos momentos, aunque sean breves ( el trayecto en el taxi, la meditación en el baño...) para avanzar poco a poco y cuando menos te lo imagines, ¡ya lo habrás terminado!

Yo no cuento con mucho tiempo para leer, ni para maquillarme, ni para escribir, ni para comer, ni para nada. Tres hijos, un esposo, el trabajo doméstico y los pryectos freelance que caen de vez en vez, me habían hecho nimposible tomar con seriedad eso de la lectura. Mis hijos, de 5 y 6 años, empiezan a leer. Se que no descubrirán el delicioso placer de la lectura, si no le experimentan, y si no son testigos de que leer es algo interesante. No es difícil ver a mamá o papá o a algún miembro de la familia frente a la compu, al teléfono, frente a la tele... Tomás apenas caminaba y ya sabía encender la televisión con el control, poco después se sentó frente a la computadora y todavía sin saber leer, jugaba Age of empires, porque eso veía que hacíamos los adultos. ¿qué pasa entonces con la lectura?

Dice el dicho, "las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra". Me sentía rara haciéndolos leer si yo misma no lo hacía. Así que decidí recobrar el hábito de la lectura y para mi fortuna, me topé con una gran saga: la serie de siete libros que bajo el atractivo título de "Los reyes malditos" de Maurice Druon  descubren un período de la historia, hasta el entonces desconocido para mí -bueno, recuerdo haber escuchado vagamente algunos datos en las clases de historia- donde en una Francia, del siglo XIV convulsionada por la pobreza, la crisis en la monarquía, la sede papal vacante y ubicada en Aviñon, las intrigas políticas y religiosas... Se relata la madición que versó Jaques de Molay, el gran maestre de la orden del temple sobre Felipe el Hermoso, el llamado rey de Hierro...

Me declaraba semi-igonrante del período histórico en cuestión. Debo confesar que me acerqué con reservas al primer volúmen: "el rey de Hierro". ¿qué voy yo a saber de esas cosas? ¿le entenderé? ¿no estará demasiado complicado para mi? A medida que fui avanzando en la lectura, en efecto, confirmé mi ignorancia acerca del tema, pero aprendí mucho. No puedo decir que soy una erudita en el tema. la verdad es que mi retentiva me traiciona y a veces tengo que regresar un poco en el texto para ubicarme quién diablos era quién, pero no me importa. Leer me hace por momentos desconectarme de esta realidad de tréafico, contaminación, desorden en casa, injusticia social, obras viales... y trasportarme a una realidad distinta, donde los problemas eran otros, a veces más sencillos, a veces mucho más duros y al volver, de mis evasiones imaginativas producto de mis breves momentos de lectura, puedo ver mi presente con otros ojos. ¡Gracias a Dios que no nací en ese período histórico!  ¡Hasta me cae bien Marcelo Ebrard! - no bueno, no tanto. Pero entiendo también que en todas parte "se cuecen -y se han cocido- habas" No es novedad la injusticia, la pobreza, las intrigas políticas, la corrupción del clero...


Por ahora estoy por terminar el segundo volumen entre el estira y afloja de la rutina. Les mantendré al tanto de como evoluciona esta interesante serie que me ha atrapado y mi proyecto de lector por minutos.  No estña tan mal después de todo intentar cosas nuevas.

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