El hijo de don Pedrito.

Se murió el hijo de don Pedrito. Por culpa del maldito alcohol. Su hora estaba marcada. Su juventud no fu suficiente para resistir el ambate de unos cuantos tragos de más. El arreglo floral del 10 de mayo adornó un ataúd y no un florero.
Pero ¿quien le manda andar hablando por teléfono a esas horas de la madrugada? Su único error fue detenerse a llamar pot teléfono en alguna esquina de esta cuidad.
Para su mala suerte, tuvo a bien, o más bien dicho, a mal, ser el imprudencial blanco de un choque de esos de borrachos, en donde la hija Celia, hija de Alex Lora resultó ser presunta rsponsable.

Desgracia doble. El escándalo acompañó el dolor de un padre. Don Pedrito no es "chavo de onda", ni canta "tristes canciones de amor". mucho menos vende discos de oro ni platino. Es un hombre humilde que antes de las siete de la mañana está  en la esquina de la calle de Galicia y Asturias, ayudando a los escolares de la zona a llegar a su destino, un poco parando el tráfico para que crucen la calle, un poco buscándole lugar a las apuradas madres que buscan dónde estacionarse. Lava coches durante el transcurso de la mañana. Barre la calle. Nunca he sabido si recibe remuneración económica por ello, pero afanosamente recorre la banqueta con su escoba de ramas, limpiándola de hojas secas.

La mujer que conducía el auto que mató  su hijo, está libre bajo fianza. -No daremos declaraciones- dicen los hombres de la defensa, cubriéndose de los reflectores y las cámaras. Celia Lora no pisó la cárcel. Pedro Corona está muerto. Lo que alcanza la fama y la fortuna ¿no?

Esta mañana, como todas las demás, Don Pedrito estaba en la esquina, con su escoba de ramas y su franela sobre el hombro, sólo su mirada estaba en otro lugar. sus ojos estaban hinchados de llorar. como perdidos allá, en ése lugar, donde existe igualdad y justicia para todos.      

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