Todos tenemos dias malos...
Hoy ha sido una de esos días en que me amaneció nublado, y como a la hora de haberme despertado, me llovió. Afortunadamente no cayó granizo, pero si estaba deseando derrepente que me partiera un rayo.
Esto de la paciencia no es lo mio. Defnitivamente la pierdo con mucha facilidad, sobre todo, cuando la prisa mañanera me invade, me convierto en ese horrible monstruo del que siempre huí de niña.
A verces, cuando ya entregué a los niños en la escuela, me pongo apensar que sucede en esos minutos de horror, en que me posee no se que espiritu extraño y ¡me transformo! y muchas veces, como hoy, me arrepiento inmediatamente después de haber explotado. Pero ya es demasiado tarde, no hay marcha atrás. Asi como pienso cada vez que escucho a un fulano pegado en el claxon en el tráfico de la mañana -¡**che histérico, levánante más temprano! - así mismo, me aplico el mismo término para esos momentos desesperados. Me hace falta estrategia, organización, orden...
Lo único que puedo es pedir una disculpa a quienes amo, tratar de buscar nuevas estrategias y soluciones para mejorar y ni modo, a levantarse más temprano para que no se nos haga tarde... y si se nos hace, pues ni modo, como dice el comercila DALAIIIII..... que no se gana nada perdiendo la paciencia.
Escribo esto mientras escucho un arrítmico concierto coral de claxon y bocinas cortesía del crucero del eje siete y el circuito... no inventes, ya estamos bien perdidos...
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